jueves, 30 de mayo de 2013

Presidente light, por Enrique Puente Gallangos





En la “frankenstiana” y “parchada” Constitución mexicana, la nuestra, Constitución que, recordemos, es “Política”, se encuentra instituido en el artículo 49 que: el “Supremo Poder Federal” se dividirá para su ejercicio en Legislativo, Ejecutivo y Judicial. El contexto genealógico en el que se ha desarrollado la vida de nuestro país México, ha provocado que la figura del “Supremo Poder Federal” se deposite fácticamente en los hechos en el Poder Ejecutivo y no en los otros dos Poderes.
Hemos engendrado un modelo basado en el “Presidencialismo”. Presidencialismo que desde 1917 controla los destinos del “Supremo Poder Federal”, los destinos de los 31 Estados, la Ciudad de México Distrito Federal (La ciudad de México en proceso de emancipación) y de México como Nación.
La figura del Poder Ejecutivo se encuentra instituida en el artículo 80 de la Constitución y depositada este Poder en “uno solo individuo” denominado Presidente de los Estados Unidos Mexicanos. En este tótem denominado Presidente, si instituyen dos figuras: la primera la de ser Jefe de Gobierno y la segunda la de ser Jefe de Estado. Es pues estructurada por la Constitución esta doble personalidad, esta personalidad bipolar. En general se entiende que estas dos personalidades bipolares serán actuadas y desempeñadas por “un solo individuo”.
La primera actuación supone gobernar este país y la segunda supone representar a este país. Puestas las reglas de este juego en la Constitución develan la naturaleza bipolar y psicótica de esta figura bipolar depositada en el Presidente. Argumentaremos sobre el actuar Real del Presidente, del Presidente impuesto por unos cuantos y electo por una minoría, pero que nos gobierna y representa a todos. Es pues este Poder Ejecutivo, depositado en el Presidente y representado y actuado en México por un sujeto, común y corriente como nosotros. En lo Real, podemos ver que tenemos un “Presidente light” que solo actúa como Jefe de Estado, que solo actúa como imagen y deja en los otros el actuar de Jefe de Gobierno, otros que son sus subordinados, sus amigos, otros sujetos comunes y corrientes.
Si tomamos los significantes, el término “light” connota en el otro, otro consumidor, ciudadano, este otro interpreta “light” como: ligero, no dañino, sano, dietético y bueno. Consideramos que la actuación del Presidente solo como Jefe de Estado, como imagen, como “Presidente Light” no debe tomarse a la ligera. Es dañina por que omite el mandato Constitucional, no es sana para un país que ve en el Presidente a un tótem “light”, no es nada dietética para un país obeso de impunidad, desigualdad e injusticias y no será nada bueno que sean otros subordinados o sean Otros intereses, poderes facticos nacionales e internacionales los que estén gobernando este país. Como todo lo “light” solo crea una falsa expectativa, una falsa imagen, un falso discurso. Discurso que por cierto solo podrá ser leído en la televisión, en los medios electrónicos e impresos. Discurso “light” de un Presidente a medias, un Poder Ejecutivo a medias.


Enrique Puente Gallangos es Licenciado en Derecho, Maestro en Derecho Constitucional, Maestro en Psicoanálisis, Especialista en Psicoanálisis para Niños y Adolecentes y Master en Psicoanálisis y Prácticas Socio-educativas en FLACSO Virtual Argentina. Estudia el Doctorado en Derecho en CIJUREP, en la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Es además catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Regional del Sureste y de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca.

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