viernes, 8 de marzo de 2013

Prisión escolar “3 es-tres”, por Enrique Puente Gallangos




Donald W. Winnicott señala que la mayoría de nosotros podemos decir: “Nuestros padres cometieron errores, nos frustraron constantemente y les tocó en suerte introducirnos en el principio de realidad, archienemigo de la espontaneidad, la creatividad y el sentido de lo real, pero nunca realmente nos dejaron caer”. En este “dejar caer” dice Winnicott está “lo que constituye la base de la tendencia antisocial”.
Los que trabajamos en la escena educativa, sabemos lo complejo de la actividad educativa; sabemos que en esta escena se encuentran la escuela, la familia, el Estado, el entorno socio-político-económico-cultural y en el centro el supuesto sujeto. Sujeto niño-adolescente. En esta tercera aproximación de la “Prisión escolar”, significante repetido en el discurso de una niña en la escuela  primaria y secundaria, nos convoca a la repetición del significante. Hoy que esta niña se encuentra iniciando sus estudios de preparatoria. Niña que hoy es adolescente, que muestra y es muestra del sentir del  niño-adolescente que se encuentra en la “Prisión escolar”.
Este significante que se repite nos mueve a preguntarnos desde la escuela si estamos preparados en las escuelas para no dejar caer a estos niños-adolescentes, ¿existen profesionales en la escuela para brindar la ayuda que se demanda?, ¿podemos interpretar la conducta antisocial del adolescente, como demanda de ayuda?
El número “3” nos remite a tres instituciones: la familia, el Estado y la escuela. La palabra “es-tres” nos remite a los síntomas provocados por la acción y omisión del “3” en el niño-adolescente. Tal vez hoy no podamos contestar estas “3” preguntas que generan “es-tres” en los educadores y en los adolescentes; ya que haremos un giro hacia el significante en común que une a la familia, el estado y la escuela: El significante que “sostiene”.
La familia como sostén del adolescente, el Estado como sostén de la familia y la escuela como sostén de lo que la familia y el Estado no sostienen en el adolescente. Digamos las cosas más claras: la falla del Estado como sostén de la familia, la falla de la familia como sostén del adolescente. Es ante lo que fracasa, a lo que nos enfrentamos los educadores. La hipótesis que hoy sostenemos es que: eso que falla es la base de la tendencia antisocial en el adolescente.
El Estado intenta sostener a la familia con un “salario mínimo” y fracasa, la familia intenta sostener al adolecente con un “mínimo de atención” y fracasa. La escuela intenta sostener lo que falla y fracasa sin un “mínimo de sentido común”. Mínimos que no sostienen, mínimos que llevan al fracaso, adolecentes sin un mínimo que los sostenga, adolecentes que fallan, escuela que fracasa, familia que falla, Estado que fracasa. Desdemocratización Estatal, deserción escolar, desintegración familiar son los síntomas de lo que falla, fracasa y no  sostiene.
Si los que nos gobiernan no procuran un entorno sano para la familia, los padres no podrán brindar un entorno sano para sus hijos; luego entonces, los que educamos no podemos brindar gobernantes sanos. No dejemos caer a los niños-adolescentes.
Enrique Puente Gallangos es Licenciado en Derecho, Maestro en Derecho Constitucional, Maestro en Psicoanálisis, Especialista en Psicoanálisis para Niños y Adolecentes y Master en Psicoanálisis y Prácticas Socio-educativas en FLACSO Virtual Argentina. Estudia el Doctorado en Derecho en CIJUREP, en la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Es además catedrático de la Facultad de Derecho de la Universidad Regional del Sureste y de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca.

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